Por Fernando Muñoz
El tiempo ya pasó el de los suspiros y el de los sueños, un mundo que se cae a pedacitos como la pintura en la casa vieja, la casa chica, esa casa donde crecimos. El tiempo, movedizo, circular, cuncunar efímero, a veces eterno… casi siempre efímero. Y pienso que te vas pero, soy yo el que se está yendo. la perspectiva de las cosas… La piel se hace vieja, los ojos se hacen viejos, los sueños se evaporan en este desierto de sentimientos, en este desierto de emociones. ¿Dónde quedó el ímpetu de la infancia? ¿Dónde quedaron mis disfraces de superhéroes? ¿Dónde quedaron mis libros de poemas? ¿Dónde quedo ese brillo en mis ojos? La bala asesina, perdida y anónima fue a darme en el medio del alma, no sólo quebrándola sino, reventándola igual que esas burbujas que lanzaba al cielo infinito cuando era niño al principio hermosas, delicadas luego un tambaleo… para desintegrarse en la nada misma desintegrarse… eso! Mi alma desintegrada por una bala moribunda. Y el beber para olvidarlo. no me ha llevado a ninguna parte tampoco, el querer perderme en los sueños de antaño, la melancolia es una trampa, es una mujer a la vuelta de la esquina con una máscara de inocencia pero que en el fondo solo desea devorar lo poco y nada que queda en los huesos. ¿Y para qué me trajiste a este mundo? ¿Crees qué me gusta esta vida? promesas de un paraíso no fueron suficiente ¡Yo quería mi paraíso en aquel instante! Sin puertas, sin rejas, sin peros ni condiciones. porque a tu imagen y semejanza fui concebido y a tu imagen y semejanza morí aquel día. Mi alma desintegrada por una bala moribunda. |
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April 2019
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