Los Inicios
Por Fernando Muñoz
Era 1999 cuando, junto a un grupo de compañeros de universidad, emprendimos la tarea de publicar una revista literaria. Al principio, soñábamos con un medio donde pudiéramos publicar nuestros escritos de manera independiente y a la vez abrir la puerta para que otros aspirantes a poetas, escritores y artistas se unieran.
Cuando pusimos en marcha la revista, no teníamos ni nombre ni idea de cuánto costaba imprimir una publicación. Solo teníamos ganas. Junto a Marcelo Mogura, David Núñez y "Muchacho", comenzamos a recopilar escritos, borradores, ideas trazadas sobre servilletas, hojas de cuadernos, pedazos de papel. Aunque ya contábamos con una selección —precaria, pero valiosa—, nos parecía demasiado ecléctica para dar forma a una revista. Una revista que, además, aún no tenía nombre.
Fue precisamente desde ese universo ecléctico que habíamos conformado y bajo la influencia de los poetas surrealistas que, un día, caminando por la calle Providencia de regreso a Plaza Italia en Santiago, dimos con el nombre junto a Mogura. Íbamos discutiendo cómo llamar a este engendro, y Eucalíptica surgió de la nada… o tal vez de todo. Un ejercicio de libre asociación que desembocó en significados diversos, los cuales nunca hemos tratado de acotar. Al contrario, seguimos añadiéndolos en una creciente y bifurcada definición del término Eucalíptica.
Era 1999 cuando, junto a un grupo de compañeros de universidad, emprendimos la tarea de publicar una revista literaria. Al principio, soñábamos con un medio donde pudiéramos publicar nuestros escritos de manera independiente y a la vez abrir la puerta para que otros aspirantes a poetas, escritores y artistas se unieran.
Cuando pusimos en marcha la revista, no teníamos ni nombre ni idea de cuánto costaba imprimir una publicación. Solo teníamos ganas. Junto a Marcelo Mogura, David Núñez y "Muchacho", comenzamos a recopilar escritos, borradores, ideas trazadas sobre servilletas, hojas de cuadernos, pedazos de papel. Aunque ya contábamos con una selección —precaria, pero valiosa—, nos parecía demasiado ecléctica para dar forma a una revista. Una revista que, además, aún no tenía nombre.
Fue precisamente desde ese universo ecléctico que habíamos conformado y bajo la influencia de los poetas surrealistas que, un día, caminando por la calle Providencia de regreso a Plaza Italia en Santiago, dimos con el nombre junto a Mogura. Íbamos discutiendo cómo llamar a este engendro, y Eucalíptica surgió de la nada… o tal vez de todo. Un ejercicio de libre asociación que desembocó en significados diversos, los cuales nunca hemos tratado de acotar. Al contrario, seguimos añadiéndolos en una creciente y bifurcada definición del término Eucalíptica.
La edición impresa
A pesar de que ya contábamos con un nombre lo suficientemente general y abierto como para escribir sobre cualquier tema, no lográbamos que nuestros textos encajaran en una especie de correlación, que en el fondo era lo que buscábamos. Así, para el primer número impreso de Eucalíptica, nos propusimos escribir todos bajo un mismo tema. De este modo, Eucalíptica dejó de ser solo una revista para convertirse en un cuaderno de ejercicios literarios que nos obligó a trabajar sobre una temática específica. A este experimento se uniría Álvaro.
Nuestro primer tema fue "Triángulos Literarios", lo que generó una diversidad de textos, cuentos y poemas, que iban desde lugares comunes hasta otros completamente inesperados. Como el prólogo de aquel número anunciaba: "¡Qué empiece la fiesta Eucalíptica, onda y corpúsculo, como la luz!" (Marcelo Mogura).
Después de imprimir nuestro apreciado número uno, nos dimos cuenta de lo difícil que era llevar una revista al papel. A esto se sumó el hecho de que ya estábamos en los últimos semestres de nuestras carreras y que pronto cada uno comenzaría a trabajar o a seguir otros sueños. Todo ello influyó en nuestra decisión de continuar publicando en internet.
Nuestro primer tema fue "Triángulos Literarios", lo que generó una diversidad de textos, cuentos y poemas, que iban desde lugares comunes hasta otros completamente inesperados. Como el prólogo de aquel número anunciaba: "¡Qué empiece la fiesta Eucalíptica, onda y corpúsculo, como la luz!" (Marcelo Mogura).
Después de imprimir nuestro apreciado número uno, nos dimos cuenta de lo difícil que era llevar una revista al papel. A esto se sumó el hecho de que ya estábamos en los últimos semestres de nuestras carreras y que pronto cada uno comenzaría a trabajar o a seguir otros sueños. Todo ello influyó en nuestra decisión de continuar publicando en internet.
Internet
En las postrimerías de nuestros años universitarios, comenzamos a trabajar en un nuevo canal para publicar nuestros escritos: internet.
Así, dejamos de lado la idea de escribir sobre un tema específico y retomamos un modelo en el que cada autor podía publicar su texto en línea cuando quisiera. Sin embargo, no fue hasta el año 2006 que comenzamos a "postear" más seguido, gracias al uso de una plataforma de blogs que nos permitió, a pesar de estar en distintos países, seguir conectados y compartir textos, poemas y cuentos.
En esta etapa, Marcelo partió a España y yo me embarqué en una nueva vida en Estados Unidos. También fue entonces cuando se unieron al grupo de autores Joan Bones y Andrea, junto con otros colaboradores.
Con la llegada de las redes sociales, complementamos nuestra página web www.eucaliptica.com con cuentas en Facebook e Instagram.
IG: @revistaeucaliptica
FB: https://www.facebook.com/Eucaliptica
Así, dejamos de lado la idea de escribir sobre un tema específico y retomamos un modelo en el que cada autor podía publicar su texto en línea cuando quisiera. Sin embargo, no fue hasta el año 2006 que comenzamos a "postear" más seguido, gracias al uso de una plataforma de blogs que nos permitió, a pesar de estar en distintos países, seguir conectados y compartir textos, poemas y cuentos.
En esta etapa, Marcelo partió a España y yo me embarqué en una nueva vida en Estados Unidos. También fue entonces cuando se unieron al grupo de autores Joan Bones y Andrea, junto con otros colaboradores.
Con la llegada de las redes sociales, complementamos nuestra página web www.eucaliptica.com con cuentas en Facebook e Instagram.
IG: @revistaeucaliptica
FB: https://www.facebook.com/Eucaliptica
Segundo capítulo
En el año 2019, cuando ya me encontraba radicado en Austin, Texas, se incorporó a nuestro grupo de colaboradores la Dra. Susana Villanueva Elguía Lis, quien asumió el rol de coeditora de nuestras redes sociales y página web. Con Susana llegaron a nuestras páginas autores centroamericanos y latinos, en su mayoría poetas mujeres e inmigrantes.
Así, en esta etapa, nuestro contenido comenzó a reflejar la experiencia del inmigrante y la constante búsqueda de pertenencia, un tema que me ha influenciado de manera personal.
Después de la pandemia de COVID-19, los caminos me llevaron a Portugal, y ahora, desde un nuevo hogar en Almada/Lisboa, he comenzado —o recomenzado— a trabajar en el proyecto Eucalíptica. Un tercer capítulo que espero nos permita expandir nuestro universo literario y descubrir nuevas voces para compartir.
Así, en esta etapa, nuestro contenido comenzó a reflejar la experiencia del inmigrante y la constante búsqueda de pertenencia, un tema que me ha influenciado de manera personal.
Después de la pandemia de COVID-19, los caminos me llevaron a Portugal, y ahora, desde un nuevo hogar en Almada/Lisboa, he comenzado —o recomenzado— a trabajar en el proyecto Eucalíptica. Un tercer capítulo que espero nos permita expandir nuestro universo literario y descubrir nuevas voces para compartir.
El Futuro
"¡Qué siga la fiesta Eucalíptica, onda y corpúsculo como la luz!".
Si deseas participar, escríbenos a [email protected]