Por Nicole Lafourcade
Amabas los trenes con terquedad porque te evitaban el terror de quedarte como un ancla pegado a tierra. Me hablabas de esos seres vaporinos moviéndose entre soñadas estaciones como por entre la brisa marina que movió tu infancia, asomando sus narices tiznadas de carbón con cierto miedo cierta desconfianza, sin ánimo alguno de quedarse. Eras el hijo pródigo de la lluvia me decías, porque bajo ese techo a la intemperie ni toda la tristeza de la vida podía mojar tu sombra pasajera. El hijo que volvía a bordo agazapado cada viernes bien de madrugada al fortuito encuentro con los brazos del padre amurallado. Nadie sabe que tu sombra no se perdió en aquella madrugada de abril cuando se fue tu adiós. Pocos saben que el dragón de fierro y corteza ennegrecida, te lleva en sus entrañas encendiendo los caminos. Puedes leer más de Nicole Lafourcade en www.cabalgata.com Por Fernando Muñoz
Obséquiame un libro usado, leído por tus ojos y acariciado por tus manos. Regálame un libro usado, que te haya hecho soñar en alguna ventana para irme también en ese sueño. Regálame un libro usado, que te haya llevado a algún lugar distante; y así tal vez, yo también poder irme… y traerte de vuelta. (Foto: Jocelyn Muñoz) |
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May 2024
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