Por Nicole Lafourcade El abandono es un barco que zarpa al amanecer una mano que en silencio se hace puño un grito contenido que estalla en las entrañas. El abandono tiene nombre de puta de puerto pariendo un hijo que no verá la luz. El abandono es la casa en silencio cuando llega medianoche y sonríen las ratas. El abandono es el peaje azul hacia la muerte es la pluma cayendo que no cae. Por Mónica Tornoé A veces soy poeta pausando en cada palabra, adentrándome en heridas, recordando amores y dolores, navegando en momentos caminando en prosa, siguiendo huellas, descansando en versos, imaginando y soñando o simplemente escapando. A veces soy el poema, soy una pintura del alma, soy las lágrimas derramadas o el gozo desbordante, soy una canción de amor o momentos de agonía, soy palabras rebuscadas o la rima que juega. A veces soy espectadora, antipoética antipática de los versos cursis y de la rima forzada. A veces me enamoro de versos ajenos escritos por otro para otra, y otras veces me enamoro del poema, del poeta y del conjunto. A veces soy musa irresistible, encantadora y activa participante directa e indirecta, consciente de serlo o sin siquiera saberlo, a veces soy esa inspiración o una simple compañía de la poética melodía. ![]() Mónica Tornoé nació y creció en Guatemala, donde se graduó como abogada y notaria en la Universidad Francisco Marroquín. Actualmente vive en Austin, Texas. Mónica es activista de los derechos de los inmigrantes latinos y amante de las artes en toda su expresión. Puedes encontrar sus libros aquí Imagen: Rosado por Mónica Tornoé Por Fernando Muñoz El feo se mira al espejo. En la soledad del baño, su cara le parece como un membrillo, como una pasa mal formada, un higo seco. El feo no solo observa su cara con desagrado, también su cuerpo, sus brazos flacos y largos, dos hilos colgando de sus hombros. El feo piensa que si tuviese una barba, tal vez no se vería tan feo. —La ampolleta titila un instante-- El feo vuelve a su realidad, a su fealdad. (Sale de su baño y se viste en su cuarto. Su ropa también es fea, así como el cuarto.) —No tiene hambre-- Emprende su camino a su trabajo, que queda en un edificio bien feo, de esos de los años sesenta o setenta: utilitario. Camina por calles feas, con grafiti, mugrosas, todo cubierto por un hollín que se ha ido juntando con los años. El feo se sienta en su escritorio, un tanto feo, una silla incómoda y destartalada, en una oficina (como lo has de adivinar) con una vista muy fea. Por un instante la recuerda y sonríe, un recuerdo como un sueño lejano que se desvanece en la memoria, cuando las cosas no eran tan feas. The Ugly One By Fernando Muñoz The ugly one looks at himself in the mirror. In the solitude of the bathroom, his face seems to him like a quince, like a misshapen raisin, a dried fig. The ugly one does not only observe his face with displeasure, but also his body, his thin, long arms, two threads dangling from his shoulders. The ugly one thinks that if he had a beard, perhaps he wouldn’t look so ugly. —The lightbulb flickers for a moment-- The ugly one returns to his reality, to his ugliness. (He leaves the bathroom and gets dressed in his room. His clothes are ugly too, just like the room.) —He is not hungry-- He sets off for work, which is in a very ugly building, one of those from the sixties or seventies: utilitarian. He walks through ugly streets, covered in graffiti, filthy, everything coated in a soot that has accumulated over the years. The ugly one sits at his desk, somewhat ugly, on an uncomfortable, rickety chair, in an office (as you might guess) with a very ugly view. For a moment, he remembers her and smiles, a memory like a distant dream fading in his mind, when things weren’t so ugly. Por Fernando Muñoz Y pasa el tiempo de las uvas el tiempo pasa y se convierten en pasas las nubes, el viento del otoño uva que no fue vino Solo hay tiempo entre nosotros. Unas flores silvestres en medio de la mesa, esperando por una cena que nunca será servida. Pero… ¿Qué sabemos nosotros de eso? Todo el futuro es una idea ambigua y poco original, – vivir y morir en un instante – cada minuto que se va, la uva es menos uva y más pasa. Y me miras desde el otro lado de la mesa, un mantel blanco se extiende entre el tú y el yo, como si una fria capa de nieve lo cubriera todo. Hasta que tus palabras comienzan a dejar huellas sobre este mantel-nieve… el barro, la suciedad y el hollín de las chimeneas se van mezclando con la otrora blancura. – y la comida que no llega – Las flores se han marchitado; El mantel ahora viejo y sucio se deshace a cada brisa mi rostro arrugado y de mirada triste calla, sin palabras el tiempo me ha dejado. No hay contraataque que pueda vencer al tiempo. Sin embargo, tu con la misma belleza de siempre tu piel tersa y porcelana. desvías la mirada buscando un horizonte lejano y ficticio. Buscas ese rostro juvenil que te enamorase antaño, (antaño, que melancólica palabra) Buscas esa sonrisa que pudiese arreglarlo todo. Pero esa sonrisa no va a llegar, ni la comida que esperamos, ni mi voz que rompa este silencio… Hace tiempo deje de ser uva y de ser pasa. Foto: Pilar Maldonado Por Leonardo Muñoz Membrillo romántico Membrillo prohibido Desde muy pequeño Mi padre me dijo Que amabas el frío Que usabas el rio Con ganas de verme Y de darme respiro Creciste en mis casas Santiago y El Quisco Y en cada verano Con sal el mordisco Muy lejos de Chile Te busco en las plazas Por años ausente Jamas en el olvido Hoy veo tu cuerpo Tu aroma y tu encanto Apenas en sueño Membrillo de campo Ilustración por Fernando Muñoz Mujer negra, de piel hermosa Mujer negra, de cuerpo voluptuoso Mujer negra, es hermoso tu cabello y también tu forma de caminar Mujer negra no cambies; ¡Mujer negra, vive con orgullo tu identidad! ![]() Maura Maritza Robinson Bryan Nació en Almirante, provincia de Bocas del Toro, República de Panamá; Licenciada en Contabilidad, egresada de la Universidad de Panamá, Técnico Tecnología administrativa, y Licenciatura en Gestión Administrativa en la Universidad Tecnológica. Se desempeña como Jefa Provincial de Fiscalización de Bocas del Toro, en la Contraloría General de la República de Panamá, y Docente en el Centro Regional Universitario de Bocas del Toro. Se siente orgullosa como mujer, hija, madre, profesional y sobre todo como miembro de la etnia negra en la cual también se mantiene activa en diferentes agrupaciones de la provincia. Por Guadalupe Ángeles Yo era la canción que entonaban los hombres al amanecer, el gesto de levantar el rostro hacia el sol en lo más duro de la jornada. Fui tu deseo de mirarme, fui tu cerrar los ojos frente a mí, aquel libro entreabierto, el ruido de la calle. Fui la rabia, el objeto tenaz que perseguía tu conciencia, en la alta noche la pesadilla, al atardecer: la conciencia de mirar un árbol, fui el frío en la espalda, una pregunta, ese desconsuelo que tu ausencia me regaló. Fui el presentimiento, la agonía, esa mano de nube, un murmullo apagado, la risa, una frase: “Necesito irme”. Fui aquella música que de lejos venía y mientras jugueteaban palabras en mi boca: “...hábil y voraz tu mano me toma como a una ciudad… Un seno mío quiere despedirse de ti, mis pies lloran asustados tu ausencia, el sabor de tu lengua duerme bajo la mía… ...Ligera vuelvo al mundo luego que tus labios se llevaron, sin sentir, el peso de mi corazón...” Mi ser empieza a fragmentarse en canto al amanecer… Guadalupe Ángeles es una escritora mexicana que vive en Guadalajara, Jalisco, México. POESIA Por Johnny Daniel Moreno Rose Añoramos lo que no tenemos y no apreciamos lo que ya es nuestro. Nada nos satisface porque no sabemos lo que nos hace falta. Si la lluvia y el sol me estresan con su belleza, ¿soy afortunado?, ¿lo tengo todo? Pero no comprendo lo que me hace falta: Incomprendidos por nosotros mismos. Por Diana Ortiz Vidaña Los chapulines brincan y brincan Mi pueblo se pinta de nada nos arrebatan las tierras se chupan el agua Los chapulines brincan y brincan. Las nubes emigraron nos arrancaron los árboles y las venas ya no hay quien are la Tierra Los chapulines brincan y brincan La angustia nos empuja y uno ... solo se mueve como hierba al viento solo se va donde los pies aguanten donde la semilla no sepa de tormento Los chapulines brincan y brincan ![]() Diana Ortiz Diana Ortiz Vidaña es pintora, poeta y escritora mexicana. Emigró a los Estados Unidos en Noviembre del año 1998 con dos hijos y uno en camino. Madre, empresaria y ex coach de Natación. Ilustración de Diana Ortiz pintura acrílica. Por Andrea Araneda Fuente-Alba Actuar como yo Tener el control Límites de acción Ser un yo Un territorio Fantasía autocomplaciente Reconocer el reflejo Provocar y ser tu proyecto Un proyecto Introyecto Retroyecto Mirarte para saber quién soy Pedir tu refuerzo... Y si pierdo esos hábitos Me desnudo Desaprendo Me completo? Por Gabriela Araujo Castellanos No sé si la noche me regala su silencio o soy yo quien se lo regala a ella. Noche fría llena de recuerdo y añoranza sin luna, sólo estrellas perdidas en la distancia. Intercambiamos nostalgias bañadas de suaves lágrimas para dejar salir poco a poco lo atrapado aquí en mi alma. Gabriela Araujo Castellanos, vive en Trujillo-Venezuela, aficionada a la escritura, dibujo y pintura. Instagram @gabrielaaraujocastellanos Ilustración: Fernando Muñoz Por Dolores Gloria I Locura nocturna, elegante y siniestra con pasos de hielo las letras asesinas van evocando el otoño y caen las hojas del silencio como aves en el asfalto. II Palabras mutantes, víctimas de su creador, que se arrastran bajo la tinta en un sueño, sólo para amanecer en el polvo, como un hechizo fallido. III La Poesía duele, en días de horas vacías y nidos desiertos, cuando las letras son imperfectas y redundantes, cuando arrastras un mundo nuevo bajo tu pisada y la visión mágica del silencio no es suficiente; duele cuando a pesar de releer los sueños, sabes que existes a destiempo. IV La Poesía es un puente colgante, una incógnita, un eterno riesgo; es usar las letras como instinto de supervivencia, es deidad. Por Diana Ortiz A ti mis brazos acerco para tocarte Festejando unidos los vientres están Bailan al son de las olas De rodillas madre luna Mi cuerpo se posa Mi manantial derramándose Para nutrir la tierra Madre luna Escucha el rugir de los volcanes Escupen fuego Siente! Que... Tiembla la tierra Al unísono del Desahogo sagrado .... El cielo se une Festeja Gritan de alergia los relámpagos Al ver el rojo manantial que derrama mi santo grial Diana Ortiz Vidaña, emigró a los Estados Unidos en Noviembre del año 1998 con dos hijos y uno en camino. Madre, empresaria y ex coach de Natación para el distrito de San Antonio y Alamo Aquatics. Dedica su tiempo libre a la escritura y a la pintura. Ilustración: Fernando Muñoz Por Joel Muñoz Berríos Cuando los párpados se despegan y se apartan, veo luces de colores Veo el cielo y el mar Veo a mi madre lejos Veo a mis hijos y veo también mis manos Cuando los párpados se buscan y se entregan veo el universo Lo que está más allá de todo mi vocabulario Veo que nada es necesario Y que sería bueno mantener por un rato los ojos cerrados Cuando mis ojos se cierran cada dos segundos, lo veo todo Sin necesidad de mirarlo Veo a los dioses intentando convencerme De que me olvide de ustedes y me quede con ellos jugando A ser dueño de todos los vocablos Cuando mi párpado superior se levanta, veo mis deudas Esparcidas sobre la mesa de lápices, letras, fármacos y diccionarios Veo también el diario del año pasado y mi cigarro apagado Entre otras tantas cosas que uno ve Cuando los ojos no quieren mantenerse cerrados Cuando los párpados se cansan de mirar, regreso A las luces del sueño que espera detrás de ellos Entonces soy adentro más feliz que afuera Y esto sucede cada pocos segundos durante toda la vida Que es un abrir y cerrar de ojos, tan sólo eso. Por Joel Muñoz Berríos En los cruces de caminos se encontraban los juglares Y traían historias en versos y en cantatas Imágenes increíbles de lo que ocurría allá muy lejos Detrás de la gran muralla que separaba lo de arriba y lo de abajo Contaba uno cuentos de magos y alucinaciones Cantaba otro el llanto de su amada loca al momento de la partida Leía uno la historia de los gigantes con tristeza por una princesa negra Convencía otro a los aprendices para que se fueran lejos de esas tierras Y se encontraban en los caminos los trovadores Los saltimbanquis, los arlequines y los farsantes Con sus monos traídos del África, sus loros y sus conejos amarillos Con sus palabras nuevas, recogidas en mil caminos Hablaban que el amor era posible aunque pareciera lo contrario Declamaban que su verso era el más el más ardiente, el más prendido Abusaban del tiempo de los presentes para declarar su amor eterno a las mujeres de Arabia Y su adoración incontenible por las casas de putas de Libertalia La gente que vivía en los cruces de los caminos quedaba atónita Su religión no les permitía escuchar esas cosas El rey los mandaría a purgar sus fantasías eróticas Para siempre en su mazmorras Los poetas caminaban miles de millas marinas por el desierto Recorrían todas las geografías de los hombres y mujeres del universo Conocían los mapas de los sentimientos y los calentamientos Pero nadie les creía totalmente que ello fuera cierto En este cruce de camino me encontré con ustedes, poetas y arlequines Magos y contadores de cuentos, farsantes y escribientes de lo mundano Y, desde entonces aquí voy con ustedes, a descubrir nuevos misterios De los pecados y virtudes de un mundo encerrado en el castillo de los beatos y los rezos. En el cruce del camino nos encontramos mañana de nuevo. Por Joel Muñoz Berríos Yo te he buscado desde niño Cuando caminaba por las calles de mi viejo Santiago Desde el tiempo de las campanas y las manzanas Vengo mirando si te encuentro en alguna ventana Te he seguido los pasos en la oscuridad Desde los nudos de la adolescencia y sus pesares Subí la escalera hacia los techos de marzo Me asomé por la gran muralla para saber si estabas del otro lado Abandoné juegos, amores, ilusiones y deseos Por salir al encuentro de tus noticias fascinantes Dejé mi pueblo, padre, madre, novia y hermanos Para saber de ti en otros campos y en otros barrios Me enamoré de la ilusión de encontrarte Mi corazón de barquillo crujió con la sensación de tu paso Mi alma de vidrio se empañó con la espera Mi espíritu de papel voló convertido en palomas contigo En diciembre encendiste estrellas en mis ojos de azúcar La buena fe no admitió dudas ni de joven, ni de viejo, ni de niño En mayo acariciaste mis cabellos con tus dedos invisibles Detrás de las nubes blancas pasabas azul un día domingo Has sido tú, el sentido de todas las cosas Aquello que mi caballo ha hecho galopar en el vacío La fuerza del salto a lo desconocido El empujón a entrar por las puertas de mi mismo Sentido, sentido de la vida y del destino Te he buscado desde niño Ahora que me pongo viejo Te presiento Llamándome a lo lejos Para darte, vida, sentido eso que tanto te he pedido. Por Joel Muñoz Berríos Este es mi barco, te lo presento la proa al sur hacia donde vas tú yo no navego porque en tu norte ya no hay puertos Aquí vivo surco las aguas del mayor de los océanos mi mástil es certeza de días buenos despliego todas mis velas hacia el mundo nuevo en el timón elijo sincero ser a la vez barco, capitán y marinero Soy libre en el mar, de la libertad voy preso me asombra menos tu tormenta que todos los vientos el mar inquieto, más que tus movimientos perversos los faros, más que tus estrellas de lejos las caricias de las olas, mucho más que tus besos Este es mi barco, te lo presento. Por Joel Muñoz Berríos (1979) Déjame lavar tu cara sucia déjame encontrar tu mirada blanca déjame buscar en tu cansancio una estrella plateada Romper mil años enfrascados en botellas de farmacia tomar el aire que mereces y dártelo en mis palabras Quiero saber más de ti y donde dejaste tirada la vida que te conocí hace mil años blancos ¿Dónde estaba tu voz? ¿Dónde quebraste tu esperanza? ¿Dónde perdiste tu guitarra y el sol de la mañana? Cuándo vendiste tu pasado Quién compró tus ojos mansos en qué calendario quedaron los acuerdos de hermanos Quién pudo ser tan inhumano de ponerle corbata a rayas a ése niño tan pequeño que se escapó con nada Cuál es el precio que pagaron por tu libro de canciones el barro de tus zapatos y tu lámpara cansada Deja que pase mi recuerdo por tu vista empañada bébete todo el pasado en un vaso de agua. Por Susana Villanueva Eguia Lis Vendiste tu alma al diablo por una moneda y te vaciaste no vengas ahora por la mía para llenar el caparazón vacío que llevas por cuerpo. Tu tiempo pasó: fantasma de antaño disfruta tu dinero solo conmigo no será. Yo no me vendí ayer ni me venderé mañana. ¡Adiós mi veneno, mi amor! ¡Adiós! Ni todo el dinero del mundo será suficiente para comprar mi dignidad; es más cara que tu alma. Por Joel Muñoz Berríos
Vienes de regreso por el camino polvoriento de las estrellas a anunciar que hay vida más allá de los planetas y las corbatas. Cuando escribes desde tu ventana que mira el horizonte interior dibujas un retrato que se va pintando con tus acentos creo en las acuarelas de la vida que propones creo en tus colores, esos con los que trazas el amor y las traiciones escucho la música de tus emociones prohibidas doy razón a tu ojo conectado con tu corazón y con tu pluma aquella vieja de tinta y frasco, o la nueva de teclas insubordinadas concedo un espacio de mi tiempo a tus dulzuras y amarguras entrelazadas te veo sentado enfrente del cielo preguntándote recuerdos o subiendo a la montaña de las alucinaciones te siento respirar profundo frente a tu convicción de hacerte presente más allá de tus propios quehaceres tus palabras vienen desde un infinito y original pozo de significados sólo tú tienes el privilegio de navegarlo, prestarlo, hipotecarlo o simplemente darlo a beber a los necesitados es tu humanidad venciendo en cada línea la creación que desespera por salir a vencer los oscuros signos de la muerte que te acechan Abro mi corazón y mi cerebro a tu solitaria proclama de existencia desde tu lugar oculto, en un país lejano, sobre la mesa que ha resistido tantas penas y tantos hallazgos invisibles e insospechados respondo con mis sentidos abiertos, dejo que tus palabras entren sin prisa y sin condicionamientos sólo abro mi puerta a tus enviados paridos en la víspera del porvenir que adviertes con tu conciencia ancha y generosa que multiplica palabras como panes y peces Esta es la vocación que te designa mensajero pobre y rico, manantial de metáforas, piedras y agonías importa tu cuaderno en estos días pintados de sueños y deseos trasciende tu alma en cada borrón y verso nuevo por eso respeto tu palabra, compañero y dignifico tus verbos. No lo olvides, cuando te dispongas a compartir un verso, asegúrate que haya flores, copas de cristal, vino noble y cubiertos de plata para la comunión de tus desvelos. Continúa escribiendo, no rompas la cadena universal de los versos. |
Archivos
Marzo 2025
Autores
Todos
|