Por Andrea Araneda Fuente-Alba
Actuar como yo Tener el control Límites de acción Ser un yo Un territorio Fantasía autocomplaciente Reconocer el reflejo Provocar y ser tu proyecto Un proyecto Introyecto Retroyecto Mirarte para saber quién soy Pedir tu refuerzo... Y si pierdo esos hábitos Me desnudo Desaprendo Me completo? Por Gabriela Araujo Castellanos No sé si la noche me regala su silencio o soy yo quien se lo regala a ella. Noche fría llena de recuerdo y añoranza sin luna, sólo estrellas perdidas en la distancia. Intercambiamos nostalgias bañadas de suaves lágrimas para dejar salir poco a poco lo atrapado aquí en mi alma. Gabriela Araujo Castellanos, vive en Trujillo-Venezuela, aficionada a la escritura, dibujo y pintura. Instagram @gabrielaaraujocastellanos
Ilustración: Fernando Muñoz Por Dolores Gloria I Locura nocturna, elegante y siniestra con pasos de hielo las letras asesinas van evocando el otoño y caen las hojas del silencio como aves en el asfalto. II Palabras mutantes, víctimas de su creador, que se arrastran bajo la tinta en un sueño, sólo para amanecer en el polvo, como un hechizo fallido. III La Poesía duele, en días de horas vacías y nidos desiertos, cuando las letras son imperfectas y redundantes, cuando arrastras un mundo nuevo bajo tu pisada y la visión mágica del silencio no es suficiente; duele cuando a pesar de releer los sueños, sabes que existes a destiempo. IV La Poesía es un puente colgante, una incógnita, un eterno riesgo; es usar las letras como instinto de supervivencia, es deidad. Por Diana Ortiz A ti mis brazos acerco para tocarte Festejando unidos los vientres están Bailan al son de las olas De rodillas madre luna Mi cuerpo se posa Mi manantial derramándose Para nutrir la tierra Madre luna Escucha el rugir de los volcanes Escupen fuego Siente! Que... Tiembla la tierra Al unísono del Desahogo sagrado .... El cielo se une Festeja Gritan de alergia los relámpagos Al ver el rojo manantial que derrama mi santo grial Diana Ortiz Vidaña, emigró a los Estados Unidos en Noviembre del año 1998 con dos hijos y uno en camino. Madre, empresaria y ex coach de Natación para el distrito de San Antonio y Alamo Aquatics. Dedica su tiempo libre a la escritura y a la pintura.
Ilustración: Fernando Muñoz Por Joel Muñoz Berríos
En los cruces de caminos se encontraban los juglares Y traían historias en versos y en cantatas Imágenes increíbles de lo que ocurría allá muy lejos Detrás de la gran muralla que separaba lo de arriba y lo de abajo Contaba uno cuentos de magos y alucinaciones Cantaba otro el llanto de su amada loca al momento de la partida Leía uno la historia de los gigantes con tristeza por una princesa negra Convencía otro a los aprendices para que se fueran lejos de esas tierras Y se encontraban en los caminos los trovadores Los saltimbanquis, los arlequines y los farsantes Con sus monos traídos del África, sus loros y sus conejos amarillos Con sus palabras nuevas, recogidas en mil caminos Hablaban que el amor era posible aunque pareciera lo contrario Declamaban que su verso era el más el más ardiente, el más prendido Abusaban del tiempo de los presentes para declarar su amor eterno a las mujeres de Arabia Y su adoración incontenible por las casas de putas de Libertalia La gente que vivía en los cruces de los caminos quedaba atónita Su religión no les permitía escuchar esas cosas El rey los mandaría a purgar sus fantasías eróticas Para siempre en su mazmorras Los poetas caminaban miles de millas marinas por el desierto Recorrían todas las geografías de los hombres y mujeres del universo Conocían los mapas de los sentimientos y los calentamientos Pero nadie les creía totalmente que ello fuera cierto En este cruce de camino me encontré con ustedes, poetas y arlequines Magos y contadores de cuentos, farsantes y escribientes de lo mundano Y, desde entonces aquí voy con ustedes, a descubrir nuevos misterios De los pecados y virtudes de un mundo encerrado en el castillo de los beatos y los rezos. En el cruce del camino nos encontramos mañana de nuevo. Por Joel Muñoz Berríos
Este es mi barco, te lo presento la proa al sur hacia donde vas tú yo no navego porque en tu norte ya no hay puertos Aquí vivo surco las aguas del mayor de los océanos mi mástil es certeza de días buenos despliego todas mis velas hacia el mundo nuevo en el timón elijo sincero ser a la vez barco, capitán y marinero Soy libre en el mar, de la libertad voy preso me asombra menos tu tormenta que todos los vientos el mar inquieto, más que tus movimientos perversos los faros, más que tus estrellas de lejos las caricias de las olas, mucho más que tus besos Este es mi barco, te lo presento. Por Joel Muñoz Berríos
(1979) Déjame lavar tu cara sucia déjame encontrar tu mirada blanca déjame buscar en tu cansancio una estrella plateada Romper mil años enfrascados en botellas de farmacia tomar el aire que mereces y dártelo en mis palabras Quiero saber más de ti y donde dejaste tirada la vida que te conocí hace mil años blancos ¿Dónde estaba tu voz? ¿Dónde quebraste tu esperanza? ¿Dónde perdiste tu guitarra y el sol de la mañana? Cuándo vendiste tu pasado Quién compró tus ojos mansos en qué calendario quedaron los acuerdos de hermanos Quién pudo ser tan inhumano de ponerle corbata a rayas a ése niño tan pequeño que se escapó con nada Cuál es el precio que pagaron por tu libro de canciones el barro de tus zapatos y tu lámpara cansada Deja que pase mi recuerdo por tu vista empañada bébete todo el pasado en un vaso de agua. Por Susana Villanueva Eguia Lis
Vendiste tu alma al diablo por una moneda y te vaciaste no vengas ahora por la mía para llenar el caparazón vacío que llevas por cuerpo. Tu tiempo pasó: fantasma de antaño disfruta tu dinero solo conmigo no será. Yo no me vendí ayer ni me venderé mañana. ¡Adiós mi veneno, mi amor! ¡Adiós! Ni todo el dinero del mundo será suficiente para comprar mi dignidad; es más cara que tu alma. Por Joel Muñoz Berríos
Vienes de regreso por el camino polvoriento de las estrellas a anunciar que hay vida más allá de los planetas y las corbatas. Cuando escribes desde tu ventana que mira el horizonte interior dibujas un retrato que se va pintando con tus acentos creo en las acuarelas de la vida que propones creo en tus colores, esos con los que trazas el amor y las traiciones escucho la música de tus emociones prohibidas doy razón a tu ojo conectado con tu corazón y con tu pluma aquella vieja de tinta y frasco, o la nueva de teclas insubordinadas concedo un espacio de mi tiempo a tus dulzuras y amarguras entrelazadas te veo sentado enfrente del cielo preguntándote recuerdos o subiendo a la montaña de las alucinaciones te siento respirar profundo frente a tu convicción de hacerte presente más allá de tus propios quehaceres tus palabras vienen desde un infinito y original pozo de significados sólo tú tienes el privilegio de navegarlo, prestarlo, hipotecarlo o simplemente darlo a beber a los necesitados es tu humanidad venciendo en cada línea la creación que desespera por salir a vencer los oscuros signos de la muerte que te acechan Abro mi corazón y mi cerebro a tu solitaria proclama de existencia desde tu lugar oculto, en un país lejano, sobre la mesa que ha resistido tantas penas y tantos hallazgos invisibles e insospechados respondo con mis sentidos abiertos, dejo que tus palabras entren sin prisa y sin condicionamientos sólo abro mi puerta a tus enviados paridos en la víspera del porvenir que adviertes con tu conciencia ancha y generosa que multiplica palabras como panes y peces Esta es la vocación que te designa mensajero pobre y rico, manantial de metáforas, piedras y agonías importa tu cuaderno en estos días pintados de sueños y deseos trasciende tu alma en cada borrón y verso nuevo por eso respeto tu palabra, compañero y dignifico tus verbos. No lo olvides, cuando te dispongas a compartir un verso, asegúrate que haya flores, copas de cristal, vino noble y cubiertos de plata para la comunión de tus desvelos. Continúa escribiendo, no rompas la cadena universal de los versos. Por Joel Muñoz Berríos
Después del huracán devastador de las palabras Luego de la tormenta de indignaciones Seguida de los reproches y los sentimientos de culpa Y las posteriores consecuencias de las lágrimas Se concertó el viento sentimental y sincero La lluvia finita con su sonrisa y su dulzura El filósofo árbol andariego La flor de la araucaria Y el viejo mago de los desentuertos Se abrió la sesión y el mago destapó los secretos ocultos tras las murallas El árbol descubrió el sentido de atarse en libertad El viento hizo volar la mirada La araucaria serena se mantuvo como siempre La lluvia limpió el campo de batalla Hubo abrazos y lágrimas de padre e hijos que se aman. Por Joel Muñoz Berríos
Un fresco aire del sur Una lluvia finita en Valdivia una fogata y licor de oro en Dalcahue Una balde de choritos con limón en la caleta Tortel Un sol rojo del valle de Elqui Un racimo de recuerdos dulces Un plato de aceitunas de Azapa Un colibrí de la precordillera Un atardecer en la playa larga de Mirasol Un suspiro de mujer enamorada en Chillán La paciencia de la artesana y alfarera El murmullo del otoño en el cajón cordillerano Las risas de las muchachas de Cartagena El sabor de los besos de Magdalena El color de los ojos de mi compañera El infinito sur de la Patagonia El silencio de una tarde en Peñalolén Las estrellas que se ven desde mi casa Las ventanas frente al almendro en flor Las lechugas que crecen en mi patio El bote amarillo del viejo pescador Mi cuaderno de ideas Mi lápicera de tinta Mi hoja blanca Mi reloj sin tiempo Mi canción primera Mi brújula verde Los nogales con nueces La guitarra con cuerdas nuevas Las manos tibias en invierno La fe de mi abuela centenaria La sonrisa de mi hija pequeña La canción de Violeta El verso que nace en la noche más abierta Por Joel Muñoz Berríos
Cito a los perejiles y los cilantros convoco a los duraznos enamorados proclamo a la libertad de los mangos solicito la presencia del vino, del café y de los paltos Aguacates, bananos y manís confitados también las guitarras, las quenas y los charangos tambores, kultrunes y cuatros pitos, flautas y voces, a cantar este canto I Yo no canto a esta tierra porque no tengo a quien cantar canto y canto porque aquí llegaron para quedarse los claveles, los naranjos, mazorcas, geranios y manzanos cuando allá lejos, todo se está acabando, sin ron, sin ton ni son sin un vino de despedida, sin una cachaza, sin un adiós II Canto a mi morena chilena desnuda y compañera que me amó en Chapinero y en su hamaca de Asunción que abrió su alma en Río de Janeiro, el día del adiós a la porteña que me lanzó a ése mar tan imprevisto en Guayaquil me dio a probar el camarón en la Plaza Garibaldi me dio la luna y en La Habana cantó todos mis sueños en un son. III Amo y canto a mi tierra y a sus mujeres a sus hombres y sus niños a sus viejos y sus indios a sus llantos y sus latidos Porque canto y amo por sobre todas las cosas las cuerdas, la piel , tus martillos y tu voz el sudor de los campos, el bandoneón, los caminitos y tu lágrima diciéndome adiós en portuñol IV Me uno a la música de mi pueblo, de los sencillos oigo las voces de los vallenatos, los candombes me quiero quedar para siempre en esta tierra, en estas flores en el olor del café y el tabaco, en el sabor de tus besos y las ganas de tu cuerpo subo y bajo por las calles de mis cerros, desde aquí el mar es todo nuestro bajo y subo las escaleras habaneras, porteñas y paceñas a todos los suburbios y a tu malecón V No hay nada mejor en el mundo que nuestra pobreza baile multicolor de la tristeza en carnavales y fiestas bañadas en aguardientes y vinos sentimentales en los tiples y zampoñas, acordeones y tambores y el cajón peruano que baila el vals de las odas elementales un amanecer de invierno en el mercado de mariscos y arrabales VI Yo no le canto a mi tierra para complacerla ni por hacer postales le canto porque es buena, más buena que en ninguna otra parte porque yo estuve en muchas buscando amantes conociendo rincones, caminando calles, seduciendo en inglés de ignorante y siempre volví al mismo punto, aquí es el mundo aparte allá lejos es otro cuento, es duelo, mundo viejo y enfermo incurable VII Aquí los de abajo son los de arriba, los que levantan los corazones los que invitan a su casa, comparten cariños y panes los que juntan todas las manos, para que todo nos alcance y no preguntan cuánto ganas, cuánto tienes, cuánto vales Este es mi único planeta, el de las esmeraldas, papas y pobres el de piel morena, chocolates y cantores de congrios, merluzas y pejerreyes ajiacos, ceviches, chicharrones surubís, carne en palito y camarones VIII No hay nada mejor en este mundo que el tereré y el mate cantando en guaraní o en el idioma pampero las agüitas de boldo y la mistela el arroz con frejoles negros el puchero, el ajiaco santafereño la tortilla de rescoldo y la abuela contando historias de traucos, periconas y amores que se fueron IX Ven conmigo, tierra, que allá voy tras tu destino descubro que no hay nada mejor en el mundo que ser de aquí, de tus entrañas me pariste, hijo, latino, mujeriego, bailador, cumbrereño padre, soñador, jugador, cumbianchero, mentiroso, fumador, guitarrero y hombre enamorado, de tus amores pasajeros. Por Carolina Giudice
Él me trae un chocolate él me trae un libro él me trae la luna él me trae el amor él me seca los ojos él escucha miradas él se banca hasta el último aliento de un amor que siempre muere y revive a él le encanta mórir El hace monicacadas él sabe bailar bien él habla y no dice nada él tiene miedo, tiene miedo de perder Él me trae un libro viejo todo es viejo para mí el ahora ya pasó obsoleto es vivir en el recuerdo y más obsoleto es volver a vivir. Adiós amor, adiós, digo... porque te encanta decir adiós. Adiós amor de corazón pequeño y sabroso devorado y devorador hola mi tierra hermosa quizá el amor descartable sepa enseñarte que cuando creas haberlo perdido todo él , dura para siempre Y que aun en la tumba, sabrás odiarlo, amarlo y volverle a hablar. Por Carolina Giudice
Supongo que ya no me importa que mueras ya es madrugada supongo que no me importa decir adiós, el futuro de alguna manera está siempre parcialmente muerto. Si te duele el alma por las mañanas, o si gritas mi nombre en sueños, si la idiotez poseyó tu alma o si los amos del silencio embargaron tu aliento no rasguñes la puerta de tu inercia. quizá sea hora de que digas basta quizá sea hora de que hagas las cosas bien, que recibas lo que has plantado. si te duelen los ojos sin saber por qué, si el sueño no te trae sueños por las noches, si el latir de tu almohada te ensordece. Si te sientes frío, frío y robotizado. Ya no habrá vuelta atrás mi amor para decir te extraño ya no habrá vuelta atrás para estirar tu mano y tomarme fuerte. Quizá estés esperando que el mundo explote quizá estés esperando… como todos esperan. Por Nicolás Muñoz V.
Te imagino envolviendo productos con cara de pilla y el cuello morado, aguantando a la gente tonta y sonriendo a la gente bonita. Somos prisioneros del tiempo y nuestros comportamientos dadaístas se escabullen en el disfraz del rol, aun así, nos las ingeniamos para romper cosas, para quemar sistemas, para huir de la amargura cotidiana y contenernos. Se puede planear sin saber volar, también se puede querer sin saberlo. Un brillo turbio de tu ojo derecho en el estallido de un fósforo en la casa fantasma alumbra el camino de ida y vuelta. El brillo del otro ojo con la última fumada del último cigarro el último día que fumaré hasta el lunes. El lunes no se fuma, no se quiere y no se toma. Cuando ocurre todo vuelve a comenzar, el engranaje comienza con sus ruedas dentadas a girar y a hacer funcionar la gran máquina que terminará devorándonos. Una sola cerveza, un sólo cigarro, un sólo cariñito pequeño bajo la sábana que a veces es una ola y tatuajes bajo el mar que vas dejando prestados en la almohada. Una lamida en la oreja, una en la axila, una mordida a los muslos, un poco de sangre de labio sabor cobre succionando hasta dejarlos pálidos. Los lunes no se fuma, no se quiere y no se toma. Pero hoy no es un día, hoy es un símbolo. |
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May 2024
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