Por Joel Muñoz Berríos
Cuando los párpados se despegan y se apartan, veo luces de colores Veo el cielo y el mar Veo a mi madre lejos Veo a mis hijos y veo también mis manos Cuando los párpados se buscan y se entregan veo el universo Lo que está más allá de todo mi vocabulario Veo que nada es necesario Y que sería bueno mantener por un rato los ojos cerrados Cuando mis ojos se cierran cada dos segundos, lo veo todo Sin necesidad de mirarlo Veo a los dioses intentando convencerme De que me olvide de ustedes y me quede con ellos jugando A ser dueño de todos los vocablos Cuando mi párpado superior se levanta, veo mis deudas Esparcidas sobre la mesa de lápices, letras, fármacos y diccionarios Veo también el diario del año pasado y mi cigarro apagado Entre otras tantas cosas que uno ve Cuando los ojos no quieren mantenerse cerrados Cuando los párpados se cansan de mirar, regreso A las luces del sueño que espera detrás de ellos Entonces soy adentro más feliz que afuera Y esto sucede cada pocos segundos durante toda la vida Que es un abrir y cerrar de ojos, tan sólo eso. Por Joel Muñoz Berríos
En los cruces de caminos se encontraban los juglares Y traían historias en versos y en cantatas Imágenes increíbles de lo que ocurría allá muy lejos Detrás de la gran muralla que separaba lo de arriba y lo de abajo Contaba uno cuentos de magos y alucinaciones Cantaba otro el llanto de su amada loca al momento de la partida Leía uno la historia de los gigantes con tristeza por una princesa negra Convencía otro a los aprendices para que se fueran lejos de esas tierras Y se encontraban en los caminos los trovadores Los saltimbanquis, los arlequines y los farsantes Con sus monos traídos del África, sus loros y sus conejos amarillos Con sus palabras nuevas, recogidas en mil caminos Hablaban que el amor era posible aunque pareciera lo contrario Declamaban que su verso era el más el más ardiente, el más prendido Abusaban del tiempo de los presentes para declarar su amor eterno a las mujeres de Arabia Y su adoración incontenible por las casas de putas de Libertalia La gente que vivía en los cruces de los caminos quedaba atónita Su religión no les permitía escuchar esas cosas El rey los mandaría a purgar sus fantasías eróticas Para siempre en su mazmorras Los poetas caminaban miles de millas marinas por el desierto Recorrían todas las geografías de los hombres y mujeres del universo Conocían los mapas de los sentimientos y los calentamientos Pero nadie les creía totalmente que ello fuera cierto En este cruce de camino me encontré con ustedes, poetas y arlequines Magos y contadores de cuentos, farsantes y escribientes de lo mundano Y, desde entonces aquí voy con ustedes, a descubrir nuevos misterios De los pecados y virtudes de un mundo encerrado en el castillo de los beatos y los rezos. En el cruce del camino nos encontramos mañana de nuevo. Por Joel Muñoz Berríos
Yo te he buscado desde niño Cuando caminaba por las calles de mi viejo Santiago Desde el tiempo de las campanas y las manzanas Vengo mirando si te encuentro en alguna ventana Te he seguido los pasos en la oscuridad Desde los nudos de la adolescencia y sus pesares Subí la escalera hacia los techos de marzo Me asomé por la gran muralla para saber si estabas del otro lado Abandoné juegos, amores, ilusiones y deseos Por salir al encuentro de tus noticias fascinantes Dejé mi pueblo, padre, madre, novia y hermanos Para saber de ti en otros campos y en otros barrios Me enamoré de la ilusión de encontrarte Mi corazón de barquillo crujió con la sensación de tu paso Mi alma de vidrio se empañó con la espera Mi espíritu de papel voló convertido en palomas contigo En diciembre encendiste estrellas en mis ojos de azúcar La buena fe no admitió dudas ni de joven, ni de viejo, ni de niño En mayo acariciaste mis cabellos con tus dedos invisibles Detrás de las nubes blancas pasabas azul un día domingo Has sido tú, el sentido de todas las cosas Aquello que mi caballo ha hecho galopar en el vacío La fuerza del salto a lo desconocido El empujón a entrar por las puertas de mi mismo Sentido, sentido de la vida y del destino Te he buscado desde niño Ahora que me pongo viejo Te presiento Llamándome a lo lejos Para darte, vida, sentido eso que tanto te he pedido. Por Joel Muñoz Berríos
Este es mi barco, te lo presento la proa al sur hacia donde vas tú yo no navego porque en tu norte ya no hay puertos Aquí vivo surco las aguas del mayor de los océanos mi mástil es certeza de días buenos despliego todas mis velas hacia el mundo nuevo en el timón elijo sincero ser a la vez barco, capitán y marinero Soy libre en el mar, de la libertad voy preso me asombra menos tu tormenta que todos los vientos el mar inquieto, más que tus movimientos perversos los faros, más que tus estrellas de lejos las caricias de las olas, mucho más que tus besos Este es mi barco, te lo presento. Por Joel Muñoz Berríos
(1979) Déjame lavar tu cara sucia déjame encontrar tu mirada blanca déjame buscar en tu cansancio una estrella plateada Romper mil años enfrascados en botellas de farmacia tomar el aire que mereces y dártelo en mis palabras Quiero saber más de ti y donde dejaste tirada la vida que te conocí hace mil años blancos ¿Dónde estaba tu voz? ¿Dónde quebraste tu esperanza? ¿Dónde perdiste tu guitarra y el sol de la mañana? Cuándo vendiste tu pasado Quién compró tus ojos mansos en qué calendario quedaron los acuerdos de hermanos Quién pudo ser tan inhumano de ponerle corbata a rayas a ése niño tan pequeño que se escapó con nada Cuál es el precio que pagaron por tu libro de canciones el barro de tus zapatos y tu lámpara cansada Deja que pase mi recuerdo por tu vista empañada bébete todo el pasado en un vaso de agua. Por Joel Muñoz Berríos
Vienes de regreso por el camino polvoriento de las estrellas a anunciar que hay vida más allá de los planetas y las corbatas. Cuando escribes desde tu ventana que mira el horizonte interior dibujas un retrato que se va pintando con tus acentos creo en las acuarelas de la vida que propones creo en tus colores, esos con los que trazas el amor y las traiciones escucho la música de tus emociones prohibidas doy razón a tu ojo conectado con tu corazón y con tu pluma aquella vieja de tinta y frasco, o la nueva de teclas insubordinadas concedo un espacio de mi tiempo a tus dulzuras y amarguras entrelazadas te veo sentado enfrente del cielo preguntándote recuerdos o subiendo a la montaña de las alucinaciones te siento respirar profundo frente a tu convicción de hacerte presente más allá de tus propios quehaceres tus palabras vienen desde un infinito y original pozo de significados sólo tú tienes el privilegio de navegarlo, prestarlo, hipotecarlo o simplemente darlo a beber a los necesitados es tu humanidad venciendo en cada línea la creación que desespera por salir a vencer los oscuros signos de la muerte que te acechan Abro mi corazón y mi cerebro a tu solitaria proclama de existencia desde tu lugar oculto, en un país lejano, sobre la mesa que ha resistido tantas penas y tantos hallazgos invisibles e insospechados respondo con mis sentidos abiertos, dejo que tus palabras entren sin prisa y sin condicionamientos sólo abro mi puerta a tus enviados paridos en la víspera del porvenir que adviertes con tu conciencia ancha y generosa que multiplica palabras como panes y peces Esta es la vocación que te designa mensajero pobre y rico, manantial de metáforas, piedras y agonías importa tu cuaderno en estos días pintados de sueños y deseos trasciende tu alma en cada borrón y verso nuevo por eso respeto tu palabra, compañero y dignifico tus verbos. No lo olvides, cuando te dispongas a compartir un verso, asegúrate que haya flores, copas de cristal, vino noble y cubiertos de plata para la comunión de tus desvelos. Continúa escribiendo, no rompas la cadena universal de los versos. Por Joel Muñoz Berríos
El desencantado Fracturado, se mira al espejo, barbón, con las costillas rotas del corazón, la conciencia apagada, sin reservas de energía, dolido hasta más no poder, incrédulo y decepcionado del ser, se mueve lento, sin dirección alguna, víctima de la inercia del tiempo y las circunstancias, borrosa la fotografía del carné de identidad, con la historia devaluada como sus pesos, autoestima olvidada en el último cajón, orgullo herido mil veces, refunfuñando contra las moscas y el esmog, sin siquiera lograr escucharse a sí mismo. Dobla la esquina de los sueños para tomar por la calle del descenso con ganas de olvido del futuro y de promesas, y de llegar a su rincón para morir viendo tele. Es el hombre tan varonil y tan gentil de otrora, ese orgulloso caballero de los milagros, ganador empedernido en las apuestas de la vida, creador de casas, álbumes familiares y amores correspondidos. Es el hombre aquel de todas las luces y certidumbres, que camina arrastrando el ala caída perdiendo la vista y el oído, también el equilibrio, a duros golpes de modernidad y vacío. Hombre pobre de todo, que aparenta ir bien vestido, Solitario, condenado entre la muchedumbre, víctima del hombre mismo, ese otro que también olvidó el origen del destino. El otro. Camina fluido y obnubilado por las maravillas de la tierra, enamorado del amor y las estrellas, declara a simple vista su admiración por las blancas y negras, saca agua del pozo de la alegría, bebe manantiales de ternura que irradia en sus cantares, es un niño, no es un hombre, es un niño descubriéndolos rayos de sol, las nubes blancas y apresuradas, los cangrejos y los cuentos de magia, intenta una y otra vez aprender la alquimia, no desmaya, se entusiasma en cada experimento, vuela alto imaginario a repartir besos, despierta cantando, sueña con los ojos abiertos, rompe la rutina y se escapa al parque de los enamorados, vulnera el tiempo y el espacio con el martillo de la fe, toca las campanas de la iglesia a una hora cualquiera, levanta rumores sobre la razón de su locura, descubre los senos de ella como por primera vez, recoge frutos de sus árboles, siembra frutas y verduras para la próxima estación. Es el hombre encantado agitando a los pájaros, anunciando la vida antes de que amanezca imitando perros labradores y caballos, corriendo por la pradera de la esperanza. Llega a fundirse con el sol del horizonte, inaugura la noche encendiendo la primera estrella. Dos en uno mismo. Nos miramos al espejo y nos saludamos cada día. Por Joel Muñoz Berríos
Después del huracán devastador de las palabras Luego de la tormenta de indignaciones Seguida de los reproches y los sentimientos de culpa Y las posteriores consecuencias de las lágrimas Se concertó el viento sentimental y sincero La lluvia finita con su sonrisa y su dulzura El filósofo árbol andariego La flor de la araucaria Y el viejo mago de los desentuertos Se abrió la sesión y el mago destapó los secretos ocultos tras las murallas El árbol descubrió el sentido de atarse en libertad El viento hizo volar la mirada La araucaria serena se mantuvo como siempre La lluvia limpió el campo de batalla Hubo abrazos y lágrimas de padre e hijos que se aman. Por Joel Muñoz Berríos
Un fresco aire del sur Una lluvia finita en Valdivia una fogata y licor de oro en Dalcahue Una balde de choritos con limón en la caleta Tortel Un sol rojo del valle de Elqui Un racimo de recuerdos dulces Un plato de aceitunas de Azapa Un colibrí de la precordillera Un atardecer en la playa larga de Mirasol Un suspiro de mujer enamorada en Chillán La paciencia de la artesana y alfarera El murmullo del otoño en el cajón cordillerano Las risas de las muchachas de Cartagena El sabor de los besos de Magdalena El color de los ojos de mi compañera El infinito sur de la Patagonia El silencio de una tarde en Peñalolén Las estrellas que se ven desde mi casa Las ventanas frente al almendro en flor Las lechugas que crecen en mi patio El bote amarillo del viejo pescador Mi cuaderno de ideas Mi lápicera de tinta Mi hoja blanca Mi reloj sin tiempo Mi canción primera Mi brújula verde Los nogales con nueces La guitarra con cuerdas nuevas Las manos tibias en invierno La fe de mi abuela centenaria La sonrisa de mi hija pequeña La canción de Violeta El verso que nace en la noche más abierta Por Joel Muñoz Berríos
Camina por la vereda de enfrente Usa colores fuera de la ley Pierde el tiempo enamorándote Suicídate con una pistola de agua Combate toda noción de distancia Corre a buscarla a la estación Dedícale una vieja canción por la mañana Recuérdala aunque te haya olvidado Canta corazón baladas de soles y lunas Cuéntale historias casi verdaderas Luce tu acto de magia en este desencanto No olvides que la vida sigue igual Por Joel Muñoz Berríos
Cito a los perejiles y los cilantros convoco a los duraznos enamorados proclamo a la libertad de los mangos solicito la presencia del vino, del café y de los paltos Aguacates, bananos y manís confitados también las guitarras, las quenas y los charangos tambores, kultrunes y cuatros pitos, flautas y voces, a cantar este canto I Yo no canto a esta tierra porque no tengo a quien cantar canto y canto porque aquí llegaron para quedarse los claveles, los naranjos, mazorcas, geranios y manzanos cuando allá lejos, todo se está acabando, sin ron, sin ton ni son sin un vino de despedida, sin una cachaza, sin un adiós II Canto a mi morena chilena desnuda y compañera que me amó en Chapinero y en su hamaca de Asunción que abrió su alma en Río de Janeiro, el día del adiós a la porteña que me lanzó a ése mar tan imprevisto en Guayaquil me dio a probar el camarón en la Plaza Garibaldi me dio la luna y en La Habana cantó todos mis sueños en un son. III Amo y canto a mi tierra y a sus mujeres a sus hombres y sus niños a sus viejos y sus indios a sus llantos y sus latidos Porque canto y amo por sobre todas las cosas las cuerdas, la piel , tus martillos y tu voz el sudor de los campos, el bandoneón, los caminitos y tu lágrima diciéndome adiós en portuñol IV Me uno a la música de mi pueblo, de los sencillos oigo las voces de los vallenatos, los candombes me quiero quedar para siempre en esta tierra, en estas flores en el olor del café y el tabaco, en el sabor de tus besos y las ganas de tu cuerpo subo y bajo por las calles de mis cerros, desde aquí el mar es todo nuestro bajo y subo las escaleras habaneras, porteñas y paceñas a todos los suburbios y a tu malecón V No hay nada mejor en el mundo que nuestra pobreza baile multicolor de la tristeza en carnavales y fiestas bañadas en aguardientes y vinos sentimentales en los tiples y zampoñas, acordeones y tambores y el cajón peruano que baila el vals de las odas elementales un amanecer de invierno en el mercado de mariscos y arrabales VI Yo no le canto a mi tierra para complacerla ni por hacer postales le canto porque es buena, más buena que en ninguna otra parte porque yo estuve en muchas buscando amantes conociendo rincones, caminando calles, seduciendo en inglés de ignorante y siempre volví al mismo punto, aquí es el mundo aparte allá lejos es otro cuento, es duelo, mundo viejo y enfermo incurable VII Aquí los de abajo son los de arriba, los que levantan los corazones los que invitan a su casa, comparten cariños y panes los que juntan todas las manos, para que todo nos alcance y no preguntan cuánto ganas, cuánto tienes, cuánto vales Este es mi único planeta, el de las esmeraldas, papas y pobres el de piel morena, chocolates y cantores de congrios, merluzas y pejerreyes ajiacos, ceviches, chicharrones surubís, carne en palito y camarones VIII No hay nada mejor en este mundo que el tereré y el mate cantando en guaraní o en el idioma pampero las agüitas de boldo y la mistela el arroz con frejoles negros el puchero, el ajiaco santafereño la tortilla de rescoldo y la abuela contando historias de traucos, periconas y amores que se fueron IX Ven conmigo, tierra, que allá voy tras tu destino descubro que no hay nada mejor en el mundo que ser de aquí, de tus entrañas me pariste, hijo, latino, mujeriego, bailador, cumbrereño padre, soñador, jugador, cumbianchero, mentiroso, fumador, guitarrero y hombre enamorado, de tus amores pasajeros. Por Joel Muñoz, de la obra Hecho en Chile
Blanca y negra Diosa de mis pies Y de mi cabeza Pelota nueva Entera Salta Gira Eleva Rueda Pica Vuela Veloz por el verde Dejando una estela Suicida el arquero De la línea cuando entra Corre el puntero Y de volea Hace temblar la tierra Quita el zaguero y la puntea Hasta la raya de fondo Arranca, la toca y la mueve Se arrastra el volante derecho por ella Pasa de largo y se va afuera La gente protesta, grita, baila, Bebe y vive por la camiseta Un dos, un dos, un dos, Y la barra celebra Vuelve la esperanza de otra estrella Cuando viene bajando del cielo De volea el zurdo apenas El aire se corta en la espera Que llega, no llega, El corazón se despliega Llega, no llega, sí llega De cabeza y sudor La despeja el defensa Rebota, se suelta, Engaña y se muestra Tócala Búscala Sácala Dámela Pídela Suéltala Patea! Grita la afición Que desespera Golpe de cabeza En el palo se estrella Mano sin tarjeta Entra el rucio Como una centella La mira, levanta cabeza La pone en el rincón imposible Que nadie espera En el minuto noventa Lo que vino después es para escribir Otra página de amor a la pelota y a la camiseta Fotografía: Héctor Gonzalez de Cunco, de la serie Fútbol sin Maquillaje Por Joel Muñoz Berríos
Buscarías el manifiesto del hombre y el masculino Darías vueltas alrededor del mundo y mi cabeza Cortarías cualquier rosa por encontrar mis flores guardarías entre tus senos mis secretos Te volverías para darme el beso Encontrarías mis olores verdaderos Subirías a mi puesto de vigía Darías cualquier cosa por no verme muerto Pondrías tus manos en mi espalda Abrirías las llaves de mis chorros Dejarías pasar la ventolera Vendrías hasta el lugar secreto Llevarías mis nombres colgados Arriesgarías la vida contra el olvido Descubrirías la fuente de mis deseos Volarías herida a mi pecho Encontrarías las mil formas del perdón Llorarías de alegría con mis versos Mirarías al hombre a los ojos Quemarías las naves del regreso Descubrirías la conciencia de la vida Caminarías desnuda entre mis sueños Darías a luz la nueva historia Dormirían atados nuestros sexos Pondrías alas a mis cuentos Volarías al mundo que me trajo te irías a recoger esas estrellas y llevarías marcados para siempre mis besos. Por Joel Muñoz Berríos
Y llegó aquel día los pájaros callaron las sirenas las olas de todo nuestro mar los gallos desde ese día no anuncian la madrugada No tienen voz las esperanzas Y los perros no ladran cuando viene un ajeno Los árboles se quedaron esperando la primavera Y las estrellas Y los peces Y las calles nada es nadie nadie es nada con las ventanas cerradas Y los pájaros enmudecieron y las chiquillas duermen no aman Y los hermanos se miran sin decirse nada La vecina toma y toma mate Sin decir palabras Y nadie enciende la radio no quieren saber más de nada Mamá hace sonar las tazas para que no se sienta su lágrima Mi padre da vueltas y vueltas por el patio Juntando rabia Entonces unos pasos entonces una carrera entonces una ráfaga lejana entonces ya he llegado ya estoy en casa hoy no me alcanzaron Todos nos quedamos mirando Todos en silencio. Por Joel Muñoz Berríos
La poética se volvió una brújula cuando la semántica se volvió exógena la sintáctica perdió la fórmula la pragmática cambió la tónica La señalética es un rótulo para designar cosméticas, la pérdida de la esencia cósmica volvió la poesía farándula Las fórmulas matemáticas no dan cuenta de la práctica, soluciones ortopédicas no resuelven la problemática La lógica es una pérfida bruja diabólica sórdida no comprende la melancólica vibración de la romántica Mis lápices inalámbricos escriben fructíferas cándidas se van por el tránsito mayúsculo mis prístinas letras módicas Tengo razones básicas para cantar una canción prolífera que ayude a equilibrar el péndulo de la convivencia poética No me digan idílico no me tachen de estúpido no me vengan con cánticos que no tengan contenido prótido. Epílogo Lo contrario de la dialéctica es el rígido espectáculo de creerse grande y máximo cuando tan próximos damos lo mínimo La didáctica de los parámetros exige al maestro kilómetros méritos al díscolo y al náufrago sin poner sórdidos obstáculos No se trata de dádivas para ganancia de los tentáculos es simplemente mórbido hacerse el más simpático Convoco a la fonética artística a la rúbrica mágica al sol lumínico a la noche más prófuga Deseo para todos éxito apoteósicos aplausos ganados con sentido lúdico y pensamiento fantástico Efímera página lágrima endógena luminosa lámpara gótica o lúcida Dejo aquí una poema esdrújulo de todos el más estúpido un paupérrimo verso al término entre tantos tan magníficos que mi pensamiento disléxico y díscolo ha convertido en oráculos cuánticos |
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