Y un viaje de vuelta, es siempre un viaje de ida
nos vamos yendo a los recuerdos y a los aromas del pasado vamos tratando de construir dejavús en cada esquina... Nos paseamos por las mismas calles. Son las mismas, ¿cierto? Uno que otro edificio nuevo nos mira como bichos raros, una que otra carretera nueva se abalanza sobre nosotros, nos recuerda que la ciudad tiene un ritmo... no olvidemos ese frenesí de metrópoli bullante enloquecedora, ensordecedora, enceguecedora y multitudinaria. Y de a poco vamos reencontrándonos con nuestros viejos vicios con los senderos olvidados con esa rutina perdida en el fondo de aquel cajón con ese ritual de pasos construidos en un recorrer rutinario. Hasta que vamos viendo las mismos rostros. las mismas cosas que antes nos hacían soñar, y nuestra voz cambia, tratamos de hablar como antes solíamos decirnos tantas cosas. Los árboles siguen ahí las montañas siguen ahí las manos arrugadas de tu padre y la sonrisa espontánea de mamá el olor de la comida recién preparada el sonido de esas conversaciones casi olvidadas e inacabadas. y ya cuando te toca volver... te das cuenta de que no estás volviendo a ninguna parte.. te das cuenta que te estás yendo La próxima vez que estés de visita sabrás... que no es la ciudad la que cambia el que cambia eres tú. Por Fernando Muñoz |
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May 2024
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